¡Por su culpa!

Catalina odiaba el viento. Hacía que se le despeinaran las ideas. Por  la tarde se probó un sombrero, pero el viento se lo regaló a la arena con moño y todo.

Entonces trajo una capelina y se la anudó al cuello. Pero el viento se elevó en remolino y se la sacó por la cabeza,  atada con doble nudo.

Mordiendo fuerte, pensaba. Mordía, pensaba, chillaba. De pronto se vio con los ojos fijos en una caja de galletas que estaba apoyada sobre el techo de la alacena. Arrimó una silla hacia la mesada. Estiró una pierna todo lo que pudo hasta apoyar entero su pie. Con el otro hizo equilibrio en punta de pie. Contó hasta tres y tomó un envión para subirse completa y llegar a agarrar esa caja.

Las yemas de sus dedos cortitos arrastraron una punta de cartón que le rozó los pelos del flequillo. Un esfuerzo más hizo que se le cayera encima. Con las dos manos se agachó sobre la mesada y la dejó quietita. Se acomodó su peinado, se estiró el vestido, y así como subió, bajó.

La caja estaba por la mitad de galletas de vainilla. Así que las sacó en una bolsa y las guardó en la alacena, pero esta vez la que estaba bajo la pileta de la cocina.

Con una tijera le rozó dos líneas a la altura de la nariz y la boca. Con un lápiz de punta recién sacada, aprovechó a hundirle los huecos.  Ya estaba lista.

Entonces, pisó la arena con el peinado protegido por completo. Se sentó en medio de la playa y provocó al viento.

Y esta vez, él no apareció. Catalina quieta, con las piernas cruzadas y una mueca oculta de satisfacción que inflaba sus cachetes dentro de la caja, se perdió de ver el atardecer. Sin el viento en la cara, se perdió la ida de los berberechos por los agujeros en la orilla.

Con el peinado intacto, Catalina no vio la gaviota rozar las olas del mar. Tampoco sintió el olor verde del agua. Ni pudo tocar la espuma del sol.


*Seleccionado en el XXII Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve para publicación en la antología de cuentos Continuidad de las voces 2010 de la Editorial De los cuatro vientos*

LUS


Ilustración: Luciana G. Verbauwede http://lugverbauwede.blogspot.com/

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