Cartas a Octavio


Estimado Octavio Paz;

                Me atrevo a escribirle porque en mi pueblo me han contado que usted es un relojero de raza. De esos que lleva el oficio en la sangre. Y que -por herencia familiar- sabe reconocer el origen de los distintos relojes del mundo.

Al principio, debo admitir, que me pareció exagerado. Pero siguieron contándome que usted es el más antiguo de los coleccionistas. Me dijeron, también, que vive al tiempo que rota en cada meridiano. Cosas extrañas si las hay. Y hasta me llegaron a contar que, con paciencia, se dedica a restaurar momentos estancados en la vida de los demás, a causa de cuerdas que dejaron de girar.

Mire Octavio, me han contado varias historias sobre su oficio, que me alimentaron el impulso de escribirle…
Quiero que investigue la historia de mi reloj. Ese mismo que mi abuelo dejó escondido en el cajón, al lado de mi cama. La historia de un reloj que murió y paró su tiempo al tiempo que mi abuelo.

Sé, también, que usted ha desarrollado una interesante teoría con respecto al tiempo detenido en cada reloj…

Espero que pueda responderme por más tiempo que no le sobre para dedicarme.

Cordialmente lo saluda desde la otra punta del continente,

Nahir Ramallah

                                                                                                                                                       LUS

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